martes, 15 de febrero de 2011

Kervin

Corrí todo lo deprisa que podía, saltando los peldaños de dos en dos, maldiciendo en voz baja en cada paso que daba. Los había visto,estaba seguro que subían por la torre norte. Ese degenerado del conde Sirva había raptado a su majestad y ahora pretendía escapar indemne.

Llegue a lo alto de la torre. La ascensión por la escalera agotaba a cualquiera ,yo no era una escepción y la perdida de sangre por la herida del abdomen no ayudaba a conservar las fuerzas. Me preparé lo mejor que podía, empuñe la espada corta de mi padre con la mano derecha y la daga de Tesmal en la izquierda- Tesmal, viejo amigo, no olvidaré nunca tu sacrificio- Respiré hondo y con una fuerte patada arranque la puerta de sus visagras y con un salto me preparé para presentar batalla.

La oscuridad de la noche era infinita. Simplemente unos relampagos de una tormenta que se acercaba a la isla más al norte del archipielago de Strecca lograba romper la monotonía cromática. En el centro de la isla se levantaba un majestuoso palacio construido con los más bellos materiales conocidos en esa parte del mundo. El resplandor de un relámpago iluminó tres figuras en la torre más alta.
Kervin sintió el gélido aire en su cara cuando salió al exterior, encontró al conde de espaldas con la princesa tendida en el suelo a unos metros, parecía que el conde buscaba algo o a alguien en el horizonte. Al oir los pasos de Kervin el conde se volvió y le dedicó una sonrisa socarrona al joven.

-Valla, pero si es un simple muchacho, ¿te has perdido?- Kervin levanto la espada, gesto que hizo gracia a Sirva- Deberías tener cuidado con ese pincho, podrías hacerte daño.

-!Sueltala bastardo!, has asesinado al rey y no tienes escapatoría- El joven avanzó unos pasos.

El conde desenvainó su espada y colocó el filo sobre la garganta de la princesa

-No te muevas si no quieres que la princesa sufra daño alguno, solo eres un muchacho, largate o te mataré

-No pienso irme, te lo repetiré una vez más, suéltala y ríndete

-Parece que no vamos a llegar a un acuerdo, asi que, sólo queda hacerlo a las malas.Un duelo,a muerte.

Kervin arremetió contra el conde pero este lo vió venir y lo esquivó con facilidad para después propinarle una patada en el estomago que dejo al chico tendido en el suelo.

-Dime chico, ¿por qué ese empeño en morir?- el conde miro a Kervin a los ojos y lo comprendió- Ja,ja,ja, estás enamorado de la princesa ¿no?. ¿De verdad piensas qué un simple campesino como tú tiene alguna posibilidad de acabar junto a una persona de su linaje?

No podía hablar, con los músculos agarrotados y la herida de donde no paraba de emanar sangre , su situación era cada vez más precaria. Se levantó apoyandose en la espada y con sus últimas energías cargó en un intento desesperado de tomar ventaja y arrebatarle al vida al conde. Recibió el impacto directo de la bota contra el pecho lo que lo dejo sin aliento y sufrió una parada en seco. Debido al cansancio soltó la espada y la daga, retrocedió varios pasos chocando contra la roca desnuda.

-Adiós - dijo el conde acercandose lentamente a Kervin

Voy a morir, lo sé, las piernas no me responden, los brazos tampoco, la herida es cada vez más grande y la cabeza me da vueltas, al menos, la lluvia que cae es refrescante.Lo siento princesa, lo he intentado.

El conde lo agarró por el cuello y preparó su brazo para la estocada final.Kervin le devolvía la mirada con odio y asco que se transformo en sorpresa cuando enmedio del pecho del conde apareció atravesandolo veinte centímetros de acero.La garra se aflojo de su cuello y ambos, el conde y Kervin, se desplomarón sobre el suelo frío y cada vez más mojado.

Kervin miraba al cielo y recordó los tiempos pasados. Aquellos tiempos donde solo era un chiquillo que correteaba detrás de las gallinas o ayudaba a su padre en la fragua en las épocas de mayor trabajo. Ahora estaba tirado desengrandose lo único que deseaba era que la princesa estuviera a salvo.
Tirando la espada a un lado la princesa corrió junto a Kervin, se arrodilló a su .
lado y taponó la herida.

-Aguanta, me has salvado, nunca lo olvidaré

El muchacho emitió unos sonidos agudos a modo de rep`lica, pero no lograba articular palabras

-No hables, no hace falta

Las imágenes en la cabeza de Kervin cada vez pasaban más rapidas. Durante años observó en la distancia a la princesa y ahora la tenia ahí, con su pelo largo y rojizo mojado por la lluviá, sus ojos dulces ,esa sonrisa escoltada por unos labios que hacían creer que hasta el hombre mas vil encontraría la redención en ellos.Intentó incorporarse pero la princesa se lo impidió, le acarició la cara y muy despacio lo besó.

Kervin expiró su último aliento en los brazos de la princesa, la cual, lloró velando su cuerpo toda la noche.

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